viernes, 31 de julio de 2009

Reproduccion asexual.



Están por todas partes: en cada esquina, al lado de cada gasolinera y donde menos esperes. Se reproducen como si fueran plantas asexuales no solo dentro de Culiacán, si no también en otras ciudades tan importantes como Guadalajara, Monterrey y el mismísimo Distrito Federal. Son los OXXOs: aquellos mini supermercados donde yo he logrado sobrevivir tardes de mucha hambre y poco dinero continuamente.
Para los culichis, los orgullosos habitantes de Culiacán, los OXXOs ya son parte de la cultura interna de la ciudad: incluso de la misma. Son usados para todo, no solo para comprar. Más de una vez he escuchado decir "vas derecho y llegas al OXXO, luego das vuelta a mano izquierda". O derecha. O sigues de frente. El OXXO es hasta punto de reunión, "Te veo en el OXXO". Hay tantos que, cerca de la plazuela Rosales, se encuentra uno con chapeado plateado simbolizando, supuestamente, ser el numero cincuenta.
Pero, ¿realmente será una buena inversión el OXXO? ¿Realmente vale la pena que haya tantos desparramados por la ciudad?
Tomare como planteamiento el modo de construcción. El proceso de creación es rápido, cuantas veces no lo habré vigilado, y no acaba de iniciar cuando uno ya ve el local levantado. Se elige un terreno, de preferencia cerca de alguna gasolinera o, por que no, a calle y media, incluso enfrente, de otro OXXO. Una vez elegido el terreno se investigar la potencialidad de compra: "Por aquí pasan muchos incautos y estudiantes hambrientos: ¡perfecto!", puede ser uno de los pensamientos, por que nunca falta uno cerca de las escuelas, como el que esta al lado del Colegio Sinaloa, el que esta casi enfrente de la UAS, y el que esta enfrente del COBAES, en la Pirámide Educativa. Luego sigue lo mas simple: jugar al lego, digo, a construir el armatoste. En otras ciudades he visto la manía de colocar los OXXOs en el interior de una plaza o algo prefabricado. Primero aplanan, luego acomodan ladrillos, seguramente han de sentirse como niños chiquitos haciéndolo, agregan vidrios y el sistema eléctrico: para finalizar decoran y ponen el relleno.
Una vez terminado empieza lo bueno: la llegada de los clientes. Quien afirme creer que la primera semana de un OXXO es la más difícil, sinceramente, no sabe nada de OXXOs. Abrir uno es como colocar un tarro de miel cerca de un puñado de moscas: todas correrán de inmediato y quedaran prendadas, quizá, para siempre. Entonces comienzan las mitologías como la singular, y algo extraña, canción que dice así "Sexo en el oxxo, en exceso: con un marca texto". O el famoso video de youtube “asalto a un OXXO”. Los mexicanos, claro esta, nos caracterizamos por mofarnos de todo, así que muestras de esta clase no tienen por que sorprender a alguien. Hay gente, incluso, que no podría vivir ya sin ellos: sin su Andatti, como una vieja maestra mía, por las mañanas o su rebanada de pizza con coca por las tardes.
Ahora, esta la cuestión de los precios. En los OXXOs cosas como las sabritas o los refrescos incrementan sus precios. Y si los precios de los productos incrementan en el mercado, incrementan aún más en los OXXOS. A veces conviene buscarse mejor un abarrote en estos casos. No sirve de nada comprar unos tostitos por ocho pesos, cuando al lado te los venden a cinco.
En fin, siento que como una especie de supermercado saca de muchos apuros, pero a veces me siento apresado entre tantos OXXOs en la ciudad, entre tantas referencias a ellos y la dependencia que he ido teniendo a comprar comida cada vez que ando corto de feria.
(Imagen escaneada de la Locha, autor Rafael Rivas H, numero 4, Septiembre de 2008, Culiacán, Sinaloa, México)