miércoles, 26 de marzo de 2014

Un pedante miope.


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Estimado lector, acérquese, aquí ando ahogándome entre libros, sumergiéndome entre las aguas de la filosofía, el alcohol de la poesía y anclándome con la realidad, en algunos casos, de la narrativa. Me acordaba, precisamente, del viejo Papini.
¿Qué, no lo conoce?
Es el autor de Gog.
¿Ni siquiera así?
Mire, estimado lector, páseme ese libro, sí, ese mero, el de la mujer desnuda. Es Trópico de cáncer, del delirante Henry Miller. Déjeme buscar un poco...Aquí está, mire, escuche esto: “Necesitaba algo para reconciliarme conmigo mismo. Anoche lo descubrí: Papini. No me importa que sea un patriotero, un beato o un pedante miope. Como fracasado es maravilloso...
“Los libros que ha leído...¡a los dieciocho años! No sólo Homero, Dante, Goethe, no sólo Aristóteles, Platón, Epicteto, no sólo Walt Whitman, Edgar Allan Poe, Baudelaire, Villon, Carducci, Lope de Vega, no sólo Nietzche, Schopenhauer, Kant, Hegel, Darwin, Spencer, Huxley...no sólo eso sino también todos los autores de poca monta”.
¿Verdad que es impresionante, estimado lector? Y uno devorándose en la adolescencia libritos de Stephen King.
Continúa Miller: “Eso en la página 18. Alors, en la página 232 se derrumba y confiesa. No sé nada, reconoce. Conozco los títulos, he compilado biografías, he escrito ensayos críticos, he calumniado y difamado...Puedo hablar durante cinco minutos, o cinco días, pero después me agoto, quedo exprimido y seco”.
Giovanni Papini es un autor italiano de cuento, filosofía, y de dos libros muy peliculares, que bien pudiéramos clasificar como libros de viajes ficticios. Su biografía es impresionante: de niño es bautizado a escondidas de su padre por su familia, ya que su padre es ateo.  Al crecer, se mete de contrabando, él que asegura nunca haber tenido infancia, se mete de contrabando a la biblioteca privada de su padre: “Uno de los momentos más extraordinarios de mi vida fue cuando tuve pleno derecho sobre la biblioteca de mi casa. La biblioteca de mi padre consistía en una rústica cesta de viruta y dentro de ella un centenar de volúmenes, poco más o menos...Leía aquí y allá; descifraba, no siempre comprendía; me cansaba; volvía a probar, agitado siempre de impaciente arrebato cada vez que me acercaba a aquellos mundos de la poesía, de la aventura y de la historia”(de su autobiografía Un hombre finito). Más tarde un compañero le hablaría de las bibliotecas públicas y sería ahí, estimado lector, donde la pasión de Giovanni Papini por el saber alcanzaría su punto crítico.

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Mire, estimado lector, páseme ese libro también, sí, ese de Juan José Arreola. Lea: “Soy autodidácta, es cierto. Pero a los doce años y en Zapotlán el Grande leí a Baudelaire, a Walt Whitman y a los principales fundadores de mi estilo: Papini y Marcel Schwob junto con medio centenar de otros nombres más y menos ilustres...”.
Muchos de los textos de Arreola tienen las características básicas de los cuentos de Giovanni Papini: ideas extrañas, bizarras, a veces algo surreales, muchas veces sustentadas filosófica, histórica o periodísticamente. Hasta Arreola tiene un cuento sobre Papini, llamado El último deseo.
Pero decir que los cuentos de Giovanni Papini son extraños, bizarros o a veces surreales no da ninguna idea, ¿o usted qué piensa, estimado lector? Mejor sería, en dado caso, platicarle de algunos cuentos, de los cuales los de su juventud están depositados en un libro con un título poderoso: Palabras y sangre.
Un hombre miserable se acerca a un escritor para, previa paga, entregarle su vida y futuro a este, con la condición de que el escritor decida la futura trama de esta, que tome sus decisiones por él, y se vuelva el hombre de su propiedad para hacer la vida del hombre miserable más interesante. (El hombre de mi propiedad) Un multiasesino, una mañana, siente culpa por todos sus crímenes y decide encerrarse en una torre durante más de 10 años. (El prisionero de sí mismo).
Una mujer, escritora, teme por su vida ya que los destinos funestos que pone a sus personas empiezan a ocurrir, tras escribirlos, en su propia vida. (Esperanza)
Cuatro perros, comandados por un escritor anarquista, matan a un hombre rico que tiene asolada una campiña. (Cuatro perros hicieron justicia)
Un hombre se busca a sí mismo, tras perderse en un baile de disfraces. (El hombre que se perdió a sí mismo).
La mayoría en primera persona, los protagonistas de Papini suelen ser ácidos, sin pelos en la boca, y con una valentía hasta para revelar el lado más obscuro de su alma. Así como los de mi compadre Ed Poe.
Estos textos son el inicio de la juventud atea de Giovanni Papini, tras descubrir la literatura universal. Tras descubrir la biblioteca. Al final de su vida terminaría realizando un bunche de libros religiosos, al volverse súbitamente cristiano (La historia de Jesucristo, El diablo).
Sin embargo, serían dos libros escritos en plena madurez los que lo incluirían en esta lista, mi estimado lector, dos libros frutos del conocimiento y la erudición: Gog y El libro negro.

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Escuche estimado lector: “Satán será liberado de su cárcel y saldrá para reducir a las naciones, Gog y Magog...”, es un fragmento del Apocalipsis y es, al mismo tiempo, el epígrafe de Gog, de Giovanni Papini, el primero de dos libros cuyo personaje principal es un millonario llamado Gog.
“Me avergüenza decir dónde conocí a Gog: en un manicomio particular”, inicia el libro Papini, fincando una realidad alterna en donde él, Giovanni Papini, conoce a Gog, un millonario que viaja por el mundo, al visitar a un poeta en el manicomio; en unas cuantas páginas de este prólogo, Papini va cimentando para el lector una relación ficticia con este millonario, hasta que culmina cuando Gog abandona el psiquiátrico dejándole una pila de escritos a su consideración. 
“No se trata, como el lector verá, ni de un libro de memorias, ni mucho menos de una obra de arte. Se trata, me parece, de un documento singular y sintomático: espantoso, tal vez, pero de un cierto valor para el estudio del hombre de nuestro siglo”, señala Papini.
Y esa es la mejor descripción tanto para Gog, como para El libro negro, la continuación. Ámbos libros están compuestos por artículos, si Gog hubiera vivido en la época moderna seguramente sería un bloggero con muchos followers, artículos que hablan desde trabajos literarios ficticios como un libro póstumo de Tolstoi, o un poema pérdido de Walt Whitman, de William Blake; pasan por entrevistas, entrevistas tan extrañas como el entrevistado, a personajes de la talla de Henry Ford, Sigmund Freud, Hitler, Aldous Huxley, Lenin, Molotov, y hasta una entrevista surrealista a Salvador Dalí; hasta personas que se acercan a Gog para pedir financiamiento, para desarrollar un nuevo tipo de cirujía llamada la cirugía moral, que les financie una obra o proyecto, para venderle algo, como un hombre que le ofrece venderle un fantasma, o cuando reflexiona sobre la política, la religión, la literatura, y la filosofía desde su punto de vista eminentemente misántropo.
Tras esos libros, en la última etapa de su vida, Giovanni Papini pasó de ser el ateo revolucionario italiano por excelencia, a descubrir el cristianismo y sumergirse hasta el fondo de los dogmas religiosos; llegando a escribir libros como Historia de Cristo y El diablo; este último de especial atención, ya que es un estudio, muy interesante hasta para los no religiosos, estimado lector, sobre la figura del diablo en la literatura, la música y la pintura, además de en los mismos textos religiosos, sobre las diversas versiones de por qué ocurrió la caída, sus seguidores, y demás; centrándose en la tesis de que lo que puede salvar a la humanidad es perdonar al diablo, con amor cristiano y redimirlo así de todos sus pecados.
Peculiar escritor fue Giovanni Papini, ¿no cree, estimado lector? Bueno, ahora póngase a leer, en lo que yo me concentro en mi lectura.

sábado, 22 de marzo de 2014

Leopoldo María Panero ha muerto.

Leopoldo María Panero ha muerto. Mataba onetwothreefourfive pidgeons just like that, y cabalgaba su semental de plata. Jesus, era un hombre apuesto. Dime ahora lo que has hecho con tu hermoso muchacho de ojos azules, Señor Muerte.
Tras esperar a que todos los demás Paneros (su padre Leopoldo, sus hermanos Juan Luis y José Moíses, su madre Felicidad Blanc), ya se hubieran hecho polvo debajo de las heridas en la tierra que fueron su última morada, ahora sí su cerebro desnudo, obseno como un sapo, yacerá también entre otros sepulcros. O no yacerá, si lo creman, como se ha mencionado.
A su padre, Lepoldo Panero, te lo llevaste primero y eso nunca dejó de afectarle, hasta en un poema le reniega: “Pero no sólo los mendigos, padre, van al paraíso/ van también aquellos que aun más asco dan/ también estos mendigos del ser que acechan/ a la puerta del manicomio/ esas caricaturas humanas, tal como esta/ que Alicia se piensa en el/ jardín no/ humano de las flores”. Él aún no tenía ni diez años, aún no era un niño difunto. A Felicidad Blanc, en cambio, tardaste en llevartela, permitiendo que lo internara en un hospital psiquiatrico en su adolescencia, tras enterarse de que Leopoldo María quería consumir drogas. A ella le escribe “y hablemos quedamente para que nadie nos escuche/ ven, escúchame hablemos de nuestros muebles/ tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con/ empuñadura en forma de pato/ y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra/ y ahora que el poema expira/ te digo como un niño, ven/ he construido una diadema/ (sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)”.
La historia de su familia puede resumirse en dos películas: El desencanto y Despúes de tantos años, ambas disponibles en internet.
Más tarde, al volver a la sociedad, pasaría por la facultad de letras y la abandonaría para ingresar en movimientos revolucionarios, abando en la cárcel, componiendole poemas a los demás presos para seducirlos. ¿Pero qué sigue despúes de la cárcel, despúes de los problemas familiares? Los psiquiatricos de nuevo, más esta vez por voluntad propia. “El loquero sabe el sabor de mi orina/ y yo el gusto de sus manos surcando mis mejillas/ ello prueba que el destino de las ratas/ es semejante al de los hombres”.
Y desde el psiquiatríco, desde estar en el umbral de la puerta con los locos, Leopoldo María inicia la etapa más fructifera de su producción literaria, cambiando eventualmente de hospital, pero siempre rodeado esos pobres diablos drogados. A un hospital, de hecho, le decida un poemarío: Poemas del manicomio de Mondragón. Gracias a un fragmento de este libro, esta columna se llama así: “Y salió un homo azul diciendo adiós a los libros y mi mano que escribe: “Rumpete libros, ne rumpant anima vestra”: que ardan, pues, los libros en los jardines y los albañales y que se quemen mis versos sin salir de mis labios.”
A mi no me matan ni a balazos, dijo alguna vez en alguna entrevista. Una vez intentaron matarme en París con un lanza llamas, mi halo repelió el fuego y me dejaron en paz, me dejaron en paz; puntualiza en otra. Y finalmente, tras sesenta y seis años, te acordaste de él en la Palma de la Gran Canaría.
Ahora sí dime lo que has hecho con tu niño difunto de ojos azules, Señor Muerte.

La fantasia, lo fantastico y otras perversiones.



Venga, estimado lector, y observe mi nuevo y brillante dragón. ¿Acaso no se ve tan sano, acaso sus alas no se ven tan llenas de fuerza?
Bueno, eso es lo que yo le diría si tuviera un dragón.
Pero en la realidad los dragones no existen. Mire, estimado lector, se puede pensar que muchos animales mitologicos parten de la mala observación, de la malinterpretación de testimonios o de la ignorancia presente en tiempos antiguos, igual que en el presente. Más, habría que pensar otras cuestiones, y aún sin sumergirnos hasta el fondo del lago de pirañas, ¿cuando algo es fantasioso, cuando es fantastico, y cuando, por ejemplo, obedece al orden de lo realista mágico? Porque míreme a los ojos: ha oido los tres términos, a mi no me engañe.
Piense en fantasía y, sin lugar a dudas, lo primero que le viene a la mente es J.R.R. Tolkien. Piense en lo fantástico y, de seguro, no le vendrá nada a la mente; aunque, por ejemplo, le puedo yo hablar de un cuento de Julio Córtazar llamado Carta a una señorita en París, sobre un hombre que vomita conejitos. Pero, eso sí, piense en Realismo Mágico y no pensará sino en García Marquez, quizá incluso relacione a Juan Rulfo.
Para empezar, partamos con una premisa, que es la fantasía, como idea atómica, como elemento de inicio. Un dragón, por ejemplo, este dragón del que le hablaba. En una historia fanstástica, el dragón aparece y modifica la realidad que lo rodea, preguntese, por ejemplo, ¿cómo se altera la vida cotidiana, la realidad inmediata, si existen dragones, cómo se altera la biología? Altera el mundo que lo rodea, así que es un elemento fastástico, diferente a la fantasía. En la fantasía, que también es llamada la teoría de los mundos posibles, la realidad inmediata es diferente y sigue otras reglas, pueden ser pocas o pueden ser infinitas, y no se parece en nada a la que vivimos; por lo general estas epopeyas pueden tener algo de infantiloide, en el sentido, estimado lector, de que las historias tienen alguna moraleja central y los conflictos sucitados entre los personajes no son lo que podríamos denominar conflictos adultos. Aquí los dragones son la ley, su existencia convive en existencia con la de la sociedad, y ambas, a su vez, están subordinadas a otras reglas, a otras fantasías. Y demás. En el realismo mágico, contrario a la fantasía, la realidad, como dice el nombre, es mágica. Lo fantástico no llega a ser una consecuencia natural de esta realidad alterada de base, ni tampoco es lo que llega a transformarla: en realidad no provoca nada, es parte de la pintura, y puede tener la función de un simbolo, de una representación. Piense, por ejemplo, en las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia.
Lo justo sería, por supuesto, decir que ninguna clasificación es mejor que otra; no sobran, por supuesto, quienes rebajen a la fantasía, por ejemplo, a género menor, a género limitado o de adolescentes, pero como decía el buen Jorge Luis Borges, en el prólogo a Crónicas Marcianas de Ray Bradbury: Toda literatura (me atrevo a contestar) es símbolica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo “fantástico” o a lo “real”, a Macbeth o a Raskolnikov, a la invación de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión en Marte.

lunes, 10 de marzo de 2014

“No sólo es llegar, poner la cámara y grabar” Entrevista a Pedro Maciel.

Pedro de Jesus Maciel Vazquez, mejor conocido como Pedro Maciel. Se maneja como freelance, es productor audiovisual, tiene como hobbie la fotografía, y en la escena del rock ya tiene más de cuatro o cinco años apoyando a las bandas con un concurso que organiza en el que regala una producción de video musical. Licenciado en Ciencias de la Comunicación, en la Universidad Valle del Bravo. Diplomado en varias cosas, destacando uno de cine en el DF.Ahorita es Manager de Mercadotecnia de Vaquero Kamikaze y los Revenger Lupus. Maciel es su nombre como freelance.
En esta ocación, la banda Axso son los ganadores, con la rola The One.
“Este es el tercer video que regalo ya, el primero fue para Althera, con Eva para Adán, así se llamaba antes Vaquero Kamikaze” comenta Pedro Maciel. “Luego Aura Sónica, con Todo sigue igual. El concurso consistió, más que nada, en apoyar a la escena del rock loca, regalando una producción básica, no es algo muy ostentoso, es regalar una producción básica a alguna de las bandas que enviaron la canción y el por qué deberia ser la del video. Y ahí es donde nos damos cuenta si le quieren meter ganas o no. Recibimos nueve propuestas diferentes. Y todas las propuestas muy buenas.
“Me estoy dando cuenta que las bandas locales le están invirtiendo, se lo están tomando enserio, quizá en aquel tiempo Althera sacó su disco con Beto Prieta. Ahorita ya hay más opciones y más baratas. De parte de Maciel, la banda se lleva la producción del video, durante dos semanas, tanto en radio como en tele, la presentación del video, que será en un bar.
Además, la banda tocará en el Aniversario del colectivo de promoción cultural La Escena, que será este sábado, en el Paseo del Ángel.
“Creo yo que cuando estás muy metido en algo de corazón, cualquier cosa que fluya al rededor funciona”comenta sobre las razones bajo las que nació el concurso. “Maciel se maneja mucho por cuestiones muy espirituales, tomando en cuenta esa ideologia me gustó desde un principio apoyar a las bandas de rock locales. El movimiento ahorita si se está haciendo más fuerte, hace cuatro años cuando hice el video con Althera era sólo banda, banda, banda, y norteños, y de vez en cuando salía algo diferente. Hicimos el Vivo Rock por los Juguetes. Se hizo dos veces de hecho. Hay muchas casas productoras aquí en Culiacán, que le apuestan pero cuando le apuestan tienen mucho dinero por parte de las bandas, y la realidad las bandas de aquí a cómo puede sacan el disco. Y no pasa nada si regalamos una, máximo dos producciones al año.
Sobre cómo se desarrollaron las grabaciones anteriores, comenta: “Primero con Althera. En esa ocasión estaba pegando mucho la rola de Eva para Adán y utilizamos mucho el concepto del amor no es nada más entre personas de diferente sexo. Los muchachos son muy vivaces, no batallé con ellos, incluso te puedo decir que hicimos dos versione del video y conseguimos el Kuwa. El video fue muy sonado y un poco controversial porque en el video no quise mostrar la cara de los muchachos para jugar con los sexos. La idea de hacer conceptos interesantes y manejar cosas diferentes a las que normalmente ve uno en Culiacán. Hay videos de casas productoras muy buenas, pero siento que es lo mismo que en todos lados, dando una tendencia muy equitativa, tanto de aquí como de Guadalajara.
“Y el de Aura Sónica trata de una persona que se va, y la persona que lo canta le dice no te preocupes, aquí seguimos igual, somos felices, y pasó en un momento de mi vida en que yo perdí a alguien, entonces por ahí nos fuimos. El video lo hicimos en blanco y negro en costarica, fueron dos dias de filmación y nos divertimos mucho.
Pedro de Jesus Maciel Vazquez, mejor conocido como Pedro Maciel. Se maneja como freelance, es productor audiovisual, tiene como hobbie la fotografía, y en la escena del rock ya es la tercera ocasión que organiza ese concurso. Pedro Maciel cree que la filmación debe ser escrupulosa: “Para mi el video debe llevar una idea creativa más a fondo. La fotografía que manejo no es común, y hay que reflejar lo que uno es como productor, tanto lo que los muchachos son en la música. No sólo es llegar, poner la cámara y grabar, como se hace muchas veces.”

Querido Truman Capote.



A veces asisto a un club en el que proyectan películas y el otro día vimos Annie Hall, de Woody Allen. Ya sabrás para dónde quiero ir, supongo, a la escena del parque, pero es que lo que quiero contarte es que cuando Allen menciona tu nombre y tú pasas frente a la pantalla, yo no te reconocí, carnal. Discúlpame, andaba medio metido en la película.
Y es que el hecho de que lleves casi treinta años muerto, no importa mucho. He leído la mayoría de tus libros, y por supuesto estos me han devastado. Algunos en mayor medida.
Por ejemplo, el cuento de "Hola, desconocido", de Música para Camaleones, me recordó a un poema de Bukowski (y es suficiente para hacer a un hombre llorar), y me recordó a tu otro cuento, ese que Cortázar disfrutaba tanto, "Un recuerdo de Navidad".
No debo olvidar cuando, estando en Xalapa, leí también "Una luz en la ventana".
¿Crecer en el campo del gótico americano te influenció mucho, verdad? Esas praderas repletas de personajes de Faulkner, donde las personas no son ni leídas ni estudiosas, sino dedicadas a vivir bajo los conceptos que lo rodean: matrimonio, trabajo, Dios, sin complicarse por los grandes problemas de la vida.
Y resulta que por ahí siempre hay alguien diferente. Y ese diferente, a fin de cuentas, provoca estragos.
En "Otros voces, otros ámbitos", es Randolph quien posee esa extrañeza, esa delicadeza y cultura que los personajes a su alrededor admiran, porque creen que jamás serán poseedores de esta. (Cómo me gusta la frase de Randolph: Pero, mi querido, tan pocas cosas se completan... ¿qué son la mayoría de las vidas sino una serie de episodios incompletos?)
En "A sangre fría", por otro lado, pareciera que Perry Smith no tenía posibilidad de redención. Ni siquiera con Hichcock, que según era su amigo. No, Perry Smith era un alma incomprendida, quizá un poeta maldito, y quizá la muerte fue lo mejor que le pudo pasar. Tú lo conociste, Truman, tú te carteaste con él y conversaste, imagino, de todo lo que se podía imaginar y, según los rumores, hasta te enamoraste de él.
No creo que te enoje que crea en los rumores, después de todo eras tú quién decía que toda literatura era rumor.
En fin, hace ya varios años que te marchaste y aún te recordamos. Fuiste un personaje pelicular, diste tanto de qué hablar. Tanto en la literatura como en la farándula. Uno de los grandes autores americanos, con una sensibilidad impresionante. A veces me da la impresión de que no sólo se te debería de recordar por escribir una famosa, y envidiable, novela periodística.

sábado, 8 de febrero de 2014

No hay buen puerto. Herman Gil Robles.


Estimado lector, venga, digame, ¿a usted le gusta leer cuentos?, ¿le gusta el golpe por knock out que produce un cuento, contrario a la pelea por puntuaje de una novela? Estamos un poco más acostumbrado a la lectura de cientos y cientos de páginas, personajes que caen, que suben, que lloran, que deliran, que rien; pero piense piense, querido, estimado lector, que también debe haber un punto donde se nos ofrezca un mundo codificado en el menor espacio, con límites, frases que rebosen de cientos de significantes, a la manera de la poesía. 
Los cuentos que conforman este libro que traigo, este de aquí, mírelo: se llama “No hay buen puerto”, de Herman Gil Robles, cumplen esa tarea de una ficción más corta.  
Y es que mire: en unos cuantos renglones Herman Gil teje unos cuantos fragmentos de vida, pero no fragmentos  cualquiera, sino los fragmentos más determinantes de la vida en unos cuantos personajes. Un tema central recorre estos cuentos, el tema de la evasión. ¿Acaso no cuestionaba mi colega, el estimado príncipe Hamlet, ese colega que pueden conseguir en ediciones baratas en cualquier supermercado, que si qué es más noble para el alma sufrir: los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia? En casi todos los cuentos de Herman Gil Robles, los protagonistas pareciera evitan pensar en algo, olvidar durante un día lluvioso los problemas en casa; venga, estimado, querido lector, venga, ¿cuántas veces uno no desearía eso mismo?, y más importante, ¿cuántos no lo logran, cuántos no se sumergen en las fantasías y las drogas y quizá hacen algo más cuerdo que la mayoría de lo que los cuerdos hacemos: ignorar la frustrante y trastocada realidad en que nos tocó vivir?
A mi parecer, los cuentos más impresionantes son Ríe María José y Un poco tarde; el primero trata de un hombre deprimido por la muerte de su esposa que decide ser el conejillo de indias de una empresa llamada Dreamhost en cuanto a la experimentación de nuevas drogas; y el segundo sobre un joven que vive con su abuela y tras la muerte de esta descubre la ubicación de sus padres, decide ir a encontrarlos a un ambiente que parecería salido de un cuento de Juan Rulfo. Anque la verdad es que los demás cuentos no se quedan atrás.
Los personajes de Gil Robles han abandonado nuestra realidad convencional: están sumergidos en la evasión de las drogas o la de la fantasía; claramente, estimado, mi atento lector, ellos  han sacrificado la opción de la redención, no tienen buen puerto al cuál llegar.
Libro disponible en el siguiente vínculo de la editorial VozEd: http://www.vozed.org/2013/08/no-hay-buen-puerto-de-hermann-gil-robles/

viernes, 13 de septiembre de 2013

Sobre Héroes y Tumbas. Ernesto Sábato.




De los escritores del boom latinoamericano, los más olvidados son Ernesto Sábato y José Donoso; al mismo tiempo, los de los temás más siniestros y complejos. La vida misma de Ernesto Sábato, recien fallecido el año pasado a los noventa y nueve años, deja perplejo a cualquiera: estudió fisico-matematico en la universidad de la Roja, Argentina, trabajó en el laboratorio Madame Curie en París, y dejó el mundo de ciencia y de luz para arrojarse al mundo de sombras de la literatura. Entre la publicación de cada una de sus novelas hay quince años de diferencia. A mediados de los ochentas, fue juez en el esclarecimiento de los desaparecidos en los sesentas, por la dictadura militar. Su primera novela, un delgado libro títulado El Túnel, es su trabajo más conocido, aunque aparte tiene otros dos libros: Sobre héroes y tumbas y Abaddón, el exterminador: tres historias conectadas por personajes, ciegos y un Buenos Aires menos relacionado con la pampa y los guachos, que con la moda, la revolución ideologica y la literatura.
Sobre héroes y tumbas, su segunda novela, es la más consagrada de este autor. El libro abre con la tragedia: una nota policiaca de media página nos precisa que una chica llamada Alejandra dió cuatro disparos a su padre, hechó gasolina e incendió la mansión decaida y abandonada que era la última morada de su familia, los Vidal Olmos. Durante la investigación, en el apartamento de su padre es descubierto un escrito títulado “Informe sobre ciegos”, el manuscrito de un paranoico cuyo contenido, sin embargo, arroja importante luz sobre las razones de Alejandra para incendiarse junto a la casa en que creció en lugar de destinarse uno de los disparos que restaban en el revolver.
Tras esta información se nos presenta a Martín, un joven que ha abandonado a su hogar y a sus padres, un pintor deprimente escondido en un taller en fondo de la casa y una mujer que constantemente le recuerda que Martin nació aunque intentó abortarlo, y recorre Buenos Aires sin rumbo fijo, arrastrado por el desasociego. Este vagabundeo culmina en su encuentro con Alejandra, meses antes de la tragedia, una joven misteriosa y problematica que, emulando a los cuentos de hadas, es al mismo tiempo el dragon cautor y la princesa cautiva.
Entre largos monologos y escenas absurdas y siniestras, Martín irá relacionandose con el mundo decadente y enloquecido de la familia Vidal Olmos, una vieja familia descendiente de militares que pelearon la guerra civil; mientras su vida personal es pisoteada por el temperamento caotico de Alejandra, y la enfermiza relación amorosa que inician.